¿Qué hacer en Santa Fe de Antioquia

Santa Fe de Antioquia es un festín para los sentidos. Nada más llegar, la vista se estimula con su belleza patrimonial, y el calor dispone el ánimo para la alegría. Detrás de las fachadas, aguardan sorpresas en forma de aromas y sabores para deleite del olfato y el gusto.

¿Dónde comer en Santa Fe de Antioquia?

La Casa Solariega es un anticuario y restaurante con cocina europea, y su dueño es un belga fiel a su gastronomía. Especialmente recomendados sus risottos y sus más de 100 variedades de cervezas artesanales.

En el restaurante D bastidas encontramos recetas que incorporan ingredientes tradicionales como la candela y el tamarindo y su técnica al barril que le dan un toque especial a sus asados. El producto insignia es el «pollo sentado».

Óleo bistró es un restaurante de alta categoría en producto y servicio, diseñado con gusto exquisito, se destaca especialmente por sus carnes y sus pastas.

Jumaye, ubicado en una hermosa plazoleta a cielo abierto, es un restaurante reconocido por sus platos costeños y sabores del mar, se puede elegir entre diferentes tipos de pescado y cazuelas para todos los gustos, pero es imprescindible probar las empanaditas de jaiba con ají de guanábana y las carimañolas.

Bocas Cocina Ancestral es el único restaurante que tiene como base de gran número de sus preparaciones el bienmesabe, tradicional fruto local. Un lugar acojedor que rescata la historia y la herencia gastronómica del municipio.

¿Dónde tomar café y mecatear en Santa Fe de Antioquia?

Café Canelo, emprendimiento del hijo de un cafetero de la región, le apostó a servir café de alta calidad, recibiendo una gran acogida por su ambiente, y también sus desayunos, postres y panadería.

La Roussette es, además de un café encantador, un espacio para la experimentación, el intercambio de conocimientos y la circulación de productos locales, donde suelen realizarse, sin una agenda fija, talleres y muestras gastronómicas.

El Cafetín, un lugar mágico con notas a música y café ancestral, su decoración bohemia, luminosa, moderna y la mesa de billar al fondo, invitan al encuentro y la tertulia.

La Comedia es un café cultural lleno de arte que se ha convertido en el centro de presentaciones musicales por excelencia y otras manifestaciones artísticas. Su programación cultural se programa a partir de los jueves. Aquí la vista de la Plazuela Santa Bárbara desde su interior es maravillosa.

Un infaltable de la noche santafereña es Mon y Velarde, un espacio  con un aire colonial y a la vez moderno. Aquí es posible disfrutar de un café en sus diferentes presentaciones, deliciosa repostería y pastelería, o un buen cóctel al caer la noche.

Patrimonial Pub es la cervecería artesanal del municipio. Emprendimiento nacido e  inspirado en Santa Fé de Antioquia y su historia. Cuenta con un pequeño bar donde ofrecen 6 variedades, todas deliciosas, de cervezas artesanales propias, y otras tantas de otras marcas.

¿Dónde dormir en Santa Fe de Antioquia?

Para el alojamiento recomendamos el Hotel Mariscal Robledo, todo un clásico que es a la vez museo. Es uno de los hoteles más antiguos del país y es reconocido por su gran esfuerzo en el rescate del patrimonio y la historia del municipio

Casa Bixa es un hotel boutique de alta categoría en servicio e instalaciones, excelente ubicación en centro histórico y un restaurante de calidad al servicio de sus huéspedes y público en general.

Casa de Verano, con un concepto definido de parejas jóvenes y ambiente tranquilo, es un hotel que invita al compartir  con huéspedes a partir del diseño de sus espacios, atención personalizada, y gran promotor de productos y servicios del municipio.

Hotel Tonusco Campestre, se describe como un mini resort dotado con servicios orientados al alojamiento familiar, excelente servicio y experiencia campestre. Es importante anotar que esta ubicado afuera de la cabecera municipal.

Al Alma Hotel Boutique & Café es una propuesta de hotel en una casa colonial restaurada y decorada con una mezcla de piezas de historia reinventadas, naturaleza exótica y elementos de gran confort.

La Palma del Paso es hotel ecosostenible con una política de cero residuos, servicio personalizado, concepto dirigido a público que busca descanso y silencio, piscina pasiva (música ambiental), y un  anfitrión maravilloso con una vida entera dedicada a la hotelería.

¿Qué hacer en Santa Fe de Antioquia?

En cuanto a experiencias podemos disfrutar de un recorrido histórico y cultural, con una visión que mezcla elementos coloniales, republicanos y modernos y nos lleva por diferentes hitos patrimoniales: iglesias, plazas, museos. Incluye un momento llamado “las casas que hablan”, donde es posible conocer, de manera virtual, el interior de antiguas casonas con grandes historias que cuentan el paso de los años.

También es posible realizar un recorrido que dignifica el oficio de los barequeros. Una caminata en la que inicialmente se explica el proceso de la extracción artesanal del oro y un poco de la historia asociada a esta práctica tradicional, luego  es posible vivir la práctica de la búsqueda de oro utilizando una batea, para terminar el recorrido en el  Puente de Occidente para obtener con una bonita panorámica del mismo.

Vinculado con el tour de bareque, está el Taller de Filigrana desarrollado por la Asociación de Filigrana. Todo parte desde el oro en su estado más puro, y se va evidenciando el minucioso proceso de transformación a delgados hilos con los cuales se tejen las joyas artesanales.

Otros talleres muy atractivos y singulares que pueden realizarse son el de transformación del tamarindo, creación de las máscaras utilizadas en la Fiesta de los Diablitos, y pintura de totumas.

¿Qué hacer en Olaya?

Para conocer Olaya deberías realizar un recorrido patrimonial por el municipio.  El punto de inicio es el Puente de Occidente para  escuchar su historia contada por los testigos de lo que allí sucede día a día: los integrantes de la Asociación de Venteros estacionarios del Puente de Occidente (ASOVEPO), estando aquí vale la pena cruzar el puente a pie.

También está la posibilidad de realizar un taller en el que aprender cómo elaborar el guarapo que en la Fonda la Mulera, Don Henry Roldán mezcla sabores deliciosos como el tamarindo o el maracuyá. Este es un buen momento para probar la piñuela, una fruta silvestre que brota de una especie de bromelia y que es abundante en la región.

El recorrido continúa en el Museo Etnográfico Cuna de Mi Raza, que nace con el propósito de rescatar y dar a conocer toda la riqueza histórica que tiene Olaya,  aquí es posible aprender cómo los indígenas Tahamíes, antiguos pobladores de la región, entender cómo se da el proceso de conquista en el territorio por parte de los españoles, y las luchas posteriores que se vivieron durante la época de la República. El museo nos habla de la forma en que vivían los abuelos y sobre la importancia que tenían la religión y la política en sus vidas. Todo esto en un hermoso y cuidado espacio creado por el estudiante de Filosofía y guía en formación John Edison Ospina, quien cuenta cada historia con pasión y detalle.

Por supuesto, es imprescindible el paseo por los hermosos centros urbanos del corregimiento de Sucre, un poblado detenido en el tiempo de casonas antiguas, coloridas,  bien conservadas y calles adoquinadas que nos harán viajar a una época pasada.

También se debe conocer el corregimiento de Llanadas. Describir lo que significa ascender hasta allí es algo para lo que quizás no existan palabras apropiadas, aunque podemos intentarlo: es un recorrido idílico, en el que el paisaje se revela, de repente, de manera dramática, y entonces, en toda su amplitud, se divisa el río Cauca surcando las imponentes montañas. En el camino encontramos varios puntos en los que vale la pena detenerse y hacer una pausa para contemplar y disfrutar de una vista que se hace cada vez más amplia, y llega a su máximo esplendor arriba, a más de 1700 msnm, en el casco urbano de Llanadas, está el Mirador de Occidente, lugar ideal para ver cómo el sol se pone tras las montañas, Santa Fé de Antioquia se va iluminando de a poco y el Puente de Occidente, se hace de colores, todo mientras se degusta un chocolate caliente acompañado de una deliciosa arepa de chócolo.

¿Qué comer en Olaya?

Para comer podemos recomendar algunos puntos que a día de hoy se convierten en custodios de algunas dinámicas diarias, sencillas y propias de la vida de antaño en los pueblos.

En el casco urbano de Olaya podemos sentarnos en la Tienda de Doña Marleny y disfrutando la vista de la Plaza Principal y de la Iglesia Nuestra Señora de las Nieves  tomarse de un delicioso jugo de guanábana, tamarindo, o de cualquiera de las frutas exóticas disponibles coincidiendo con nuestra visita.

En la zona de casetas donde se ubican los vendedores de ASOVEPO, podemos disfrutar de un desayuno y de los famosos Guaramindo y Guarayá.

La Tienda y Licorera El Mono es un lugar ideal para pedir un tinto a primera hora de la mañana, y sentarse en una mesita de fuera a ver el corregimiento de Sucre despertar.

También en Sucre, de jueves a domingo, encontramos en la plaza a Doña Diofrosina Tamayo con su puesto de empanadas Las Delicias, ofreciendo más de 12 variedades de ellas, además de arepas de huevo, papas rellenas, y pasteles de pollo.

En la Vereda Piñones, a medio camino en la carretera que conduce hasta el corregimiento de Llanadas, está el restaurante del Glamping La Gabriela, donde podemos disfrutar de comida tradicional y de la imponente vista del Cañón del río Cauca y las montañas circundantes.

¿Dónde dormir en Olaya?

En términos de alojamiento encontramos el Hotel Spa Viña Sicilia, infraestructura de lujo en cuyos predios encontramos un viñedo al pie del río Cauca donde se producen vinos ganadores de premios a nivel mundial. Cuenta también con un restaurante de cocina de autor y servicios de SPA.

También, algo más sencillo, aunque agradable y al estilo de los alojamientos que han sido tradicionalmente representativos del occidente, está la Hostería Florida Tropical donde se pueden realizar varias actividades en la naturaleza como caminatas ecológicas, rutas en bicicleta, avistamiento de aves y kayak en un bonito lago, el más grande de la región.

¿Qué hacer en San Pedro de los Milagros?

El recorrido por el casco urbano de San Pedro de los Milagros debe tener como eje articulador sus monumentos religiosos. El más importante de ellos es la Basílica Menor del Señor de los Milagros. El Museo de Arte Religioso, adyacente a la Basílica, cuenta la historia del templo a través de imágenes, pinturas de la escuela quiteña y antioqueña y los ornamentos litúrgicos de los diáconos y sacerdotes.

En la entrada al Parque El Calvario encontramos la gruta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y, al caminar por el sendero principal, vamos recorriendo cada una de las estaciones del Santo Viacrucis. Al llegar a la parte alta, se obtiene una hermosa vista del casco urbano.

También está el Parque Cementerio Parroquial San Lorenzo. Justo a la entrada encontramos la Capilla de Nuestra Señora del Carmen con un bonito altar de madera decorado en laminilla de oro y plata. El cementerio, moderno y de una estética limpia, guarda un profundo respeto por la uniformidad, la igualdad y la dignidad humana: ninguna tumba está más decorada o más expuesta que otra. La tranquilidad que se respira y la belleza del entorno producen un sentimiento de gran armonía.

El ordeño y la producción lechera son un denominador común en la vida de muchos sampedreños. Es el caso de los dueños de la Agrofinca Lácteos Susy, donde es posible compartir con una bella familia de tradición lechera un delicioso almuerzo típico, y conocer todo sobre el proceso de ordeño y transformación de los derivados lácteos en un lugar donde cada vaca es tratada como un miembro de la familia.

También en torno a la temática agropecuaria está el Parque Mundo Equino Los Ángeles, donde podemos asistir a exhibiciones equinas, observar una carrera de cerditos, realizar canopy, disfrutar de espectáculos musicales, de magia y baile, e ingresar a la Vaca Manuela, una gigante en cuyo interior es posible recorrer y aprender sobre todos los pasos que transcurren para la producción de la leche.

Por su parte, en la Vereda La Palma encontramos un proceso donde mujeres cabeza de hogar de la vereda tienen un cultivo apiario en el que es posible conocer todo sobre el proceso de la miel en un proyecto que busca contribuir con la conservación de las abejas. Cerca de aquí encontramos la zona de camping del embalse Rio Grande II, un hermoso entorno natural en el que es posible disfrutar de la mejor vista de la represa o, los más osados, darse un delicioso baño en sus aguas.

De vuelta en el casco urbano, para comer encontramos La Bodeguita del Medio, una pequeña Plazoleta donde coinciden varios restaurantes con diferentes propuestas gastronómicas: hay un restaurante mexicano, otro de pizzas, un café, un bar, y el que quizás sea el mayor atractivo del espacio, Samoa Fusión, una mezcla de cocina japonesa y peruana donde encontramos platos como gyosas de camarones o solomito y pulpo, piqueos, ceviches, carnes, arroces, pescados y mariscos, sushi y opciones vegetarianas.

La Sixtina mezcla elementos modernos y tradicionales. Los corazones que cuelgan sobre las mesas llevan los nombres de los corregimientos y veredas del municipio, y un hermoso mural nos habla de sus tradiciones, costumbres y antepasados.  La carta se compone de una oferta de carnes, pescados, platos típicos, hamburguesas, mexicana y algunas otras opciones de comida rápida.

Pilones nacido en 1985 es, sino el más, uno de los restaurantes más tradicionales del municipio. Don Jairo, su dueño, está siempre presente y ofrece una magnífica y dedicada atención. La cocina es tradicional antioqueña, con amplia oferta de carnes y pescados.

A la hora del café acompañado de un buen postre o producto de repostería, tenemos varias opciones: Aroma Coffee & Food, ubicado en un segundo piso con una hermosa vista del parque y la Basílica; Me Latte, decorado con mucho gusto en torno a la temática de la producción lechera; el Café de las Luces, pequeño espacio moderno, luminoso y con mucho arte y color en su interior; y El Kiosko, típico mecateadero de toda la vida, un toldo amplio en el parque principal donde comerse un helado o tomarse un tinto o aromática, ideal para absorber la atmósfera de la vida que transcurre en el corazón del municipio.

Para degustar y comprar diferentes productos de emprendimientos del municipio como derivados lácteos, artesanías, repostería, helados artesanales, miel de abeja, dulces típicos, pandequesos, micheladas, entre otros, la Feria Campesina que tiene lugar en el Parque Principal el último domingo de cada mes se presenta como el escenario ideal.

Para el alojamiento, las mejores opciones son, en la ruralidad, Cabañas El Viejo Tambo, instalaciones ecológicas y rústicas en medio de un bello entorno donde puede disfrutarse de un picnic y de los lagos de pesaca; y en el centro urbano, el Hotel El Faro, moderno, que cuenta con habitaciones amplias y confortables, y espacios comunes luminosos y agradables.  

¿Qué hacer en Santa Rosa de Osos?

Ese otro que también me habita,

acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,

ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,

ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio

esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,

eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,

el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre,

ese otro,

también te ama.

El texto es de Darío Jaramillo Agudelo, y lo encontramos rubricado con su firma en una de las paredes de El Portal de la Capilla, restaurante y café. Don Gabriel, su propietario, es una de las personas que más ha trabajado por dinamizar la escena cultural del municipio y por visibilizar el arte; en las paredes del restaurante encontramos exposiciones pictóricas permanentes, en buena parte de pintores santarrosanos; son ya 120 en 23 años. Los habitantes lo reconocen como uno de los mejores tertuliaderos.

A tan solo unos pasos, en un segundo piso encontramos un espacio pequeñito con paredes también acariciadas por las letras. “Era una llama al viento, y el viento la apagó”. Esta vez el protagonista es Porfirio Barba Jacob, quien cierra así su poema “Futuro”. El lugar es el Café Don Germán, entrañable espacio que inmediatamente evoca una sensación de ternura. Sus sillas de colores están pintadas de paisajes antioqueños. Además de café, podemos disfrutar de otras bebidas frías como sodas saborizadas y variedad de repostería artesanal.

El Rosedal es una típica cafetería de pueblo, ideal para iniciar los días apreciando la cotidianidad de sus habitantes al calor de un buñuelo caliente con jugo de naranja. Desde primera hora de la mañana los locales vienen vestidos con sus ruanas y sombreros a tomarse un café, también los niños que van al colegio llegan con sus madres a surtirse de una parvita para el camino.

Mucho más nuevo y moderno en su estilo, decorado con mucho gusto,  Bariloche Café Bar tiene buenas y variadas opciones de cafés en diferentes presentaciones. Es un espacio íntimo y acogedor donde compartir también una cerveza o copa de vino con amigos.  

También vale la pena visitar con amigos El Café de Jema, aunque, valga decirlo, ir sólo tampoco es un drama; con la amplia variedad de cafés y cervezas artesanales entre las que elegir, tenemos entretenimiento de sobra.

Un mundo aparte es El Mojicón, no sólo por estar un poco más retirado del Parque Principal, centro neurálgico del casco urbano (aunque se llega en menos de 10 minutos caminando), sino porque es un lugar “fuera de serie”. A la buena música siempre presente y la nutrida colección de objetos, muchos de ellos evocativos de las artes y oficios típicos antioqueños, se suma la presencia de Don Julio, su dueño, hombre afable y conversador, archivo vivo de historias, querido por todos.

¿Para comer? Los Contenedores, sin duda. Sr Marisco, Coffe Vintage Bar, Creativo (Sushi), La Papería (Papas con todo, patacones, desgranados), Guadalupe (Cubanos y burritos), Genaro´s Pizza… aquí encontramos todas estas opciones y más en un espacio colorido y muy agradable donde cada local es un contenedor. No podemos irnos sin probar una de las deliciosas aguas saborizadas micheladas del Coffe Vintage Bar. Especialmente recomendadas las de liche y la de mango biche.

A las afueras del pueblo encontramos el icónico Parador de Santa Rosa. Lo recomendamos especialmente por dos productos indivisibles del imaginario santarrosano: el chorizo y el pandequeso, que no podemos irnos sin probar.

El grupo de artistas plásticos adscritos a la Unidad Cultural Marco Tobón Mejía han realizado varios murales escultóricos de gran belleza, siendo su obra cumbre el de 30 metros de largo que podemos encontrar en las paredes exteriores del Coliseo, una oda a la alegría y al color que nos habla de tiempos precolombinos. No es raro encontrarlos con sus overoles con manchas de pintura y absortos en su tarea, la mirada fija en la pared, la convicción intacta a pesar de la dificultad de aunar recursos para el arte, aunque siempre prestos a distraerse un momento para dar un saludo o en una buena conversación con quien pasé por allí.

A poco menos de 20 minutos en carro encontramos el corregimiento de Hoyorrico, cuyo centro histórico perfectamente conservado parece detenido en el tiempo. Sus calles adoquinadas y sus fachadas llenas de color son un deleite para la vista. Aquí se esconde un rincón mágico, el Vivero Palma de Cera, un proyecto que nace en el año 2000 con el objetivo de preservar el árbol emblema de Colombia. También en Hoyorrico encontramos Donde Jando, espacio campestre decorado con una colección de motos y bicicletas, y otros objetos como cuadros y posters alusivos a esta temática, que le dan un toque de anticuario al aire libre. Abre los fines de semana, ideal para picar algo y tomarse un café o una aguapanela mientras se disfruta de una hermosa vista de las montañas alrededor.

¿Qué hacer en Marinilla?

Las preparaciones de maíz capio son preservadas por dos matronas de la cocina Marinilla: Doña Socorro, en su local El buen pandequeso, y Doña Margarita, quien comercia sus productos en la vereda La Esperanza y en la feria quincenal de emprendimientos en el Parque Central. También, de maíz capio, destacan Los Cascarillos, tamales con una tradición familiar de más de 60 años que todos en el municipio identifican.

Hay un lugar en el municipio que conjuga la tradición, lo artesanal y un toque contemporáneo: Café Nuestro. Creado por Maria Paula y Santiago, una joven pareja enamorada de su territorio, Nuestro es un café y mercado campesino especializado en productos del Oriente Antioqueño (más de 200, provenientes de 70 iniciativas rurales), todos de campesinos y corporaciones sociales de la región. Cada semana visibilizan y sirven un café diferente. De aquí no puede irse uno sin probar su repostería, especialmente la torta de panela y cuajada y el muffin de mortiño. Aquí también podemos encontrar los productos de AMCABF (Asociación de Mujeres Campesinas Buscando Futuro), comercializados bajo la marca “Somos Campo”, entre los que destacan las famosas aromáticas cultivadas en la Finca El Hoyito por Doña Rosa Duque, líder de la Asociación.

Otro espacio que se suma a esta ola gastronómica que fusiona los sabores tradicionales y autóctonos con técnicas contemporáneas es Con Tradición, restaurante del Chef Sergio Botero, aprendiz en Francia y el País Vasco español, que ahora pone a disposición del público su propuesta de “cocina colombiana que muestra el paisaje de la región y cuenta la historia de las culturas que han vivido allí”. Sergio incorpora su toque personal a preparaciones tradicionales, cuidando sabores, servicio y presentaciones, apoyado además en la cocina al vacío.

También está Terrasole, ubicado en una de las casas más antiguas del municipio en plena plaza principal y con una vista privilegiada de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción desde su balcón. La decoración es sencilla y sofisticada a la vez. La madera clara como material predominante y una cocina creativa y deliciosa donde destacan opciones tan variadas como las berenjenas a la parmigiana, braseado de res al vino chianti con fetuccine a la trufa, pasta de maíz en salsa napolitana verace, variedad de pizzas, y una amplia oferta de cervezas artesanales y vinos.

Café-Bar La Corpo es el lugar para ir cuando cae la noche, ideal degustar una buena cerveza artesanal oriundas del oriente antioqueño, producto en pleno auge en la región. Es la sede de la organización CORUM (Corporación de Universitarios y Profesionales de Marinilla), que ofrece una variada agenda cultural y si se tiene la suerte de coincidir en fin de semana, música en vivo con la presencia de bandas locales.

Durante la estancia en el municipio, un plan auténtico y diferente es la visita al Resguardo Indígena Casa Madre Zaku Kwariwan, de origen Arhuaco, donde es posible conocer una tradicional maloca y tener una conexión desde la sabiduría ancestral con esta comunidad, acercándonos a sus tradiciones y participando de un ritual de sanación que incluye baño con hierbas dulces, limpieza energética y la degustación de una bebida para el correcto funcionamiento hepático.

El hotel Cannúa es un cierre perfecto tras un día de disfrute en Marinilla. Diseñado en armonía con la naturaleza bajo los principios de la permacultura, además de ser un oasis para el descanso en medio de un entorno natural maravilloso, podemos disfrutar de una caminata por un camino prehispánico en medio del bosque. Su restaurante es una delicia: allí creen en el rescate de los sabores perdidos y en celebrar Colombia, sus chefs gourmet caminan por la propiedad cada día recolectando plantas y sacando de ellas sus sabores maravillosos. Igualmente, dentro de sus experiencias ofrecen catas de café, ron y chocolate.

¡Bendito!, como dicen en Marinilla. Si llegó la hora de irse y entre tanto entretenimiento no pudo comprar nada de regalo para llevar a familiares y amigos, no hay problema, no hay necesidad de que invente: para que no vuelva con las manos vacías, trove, trove compañero y dese la pasadita por Mercados del Oriente: aquí encontramos toda una variedad de productos de la región, mayoritariamente alimentos, aunque también artesanías y otras manualidades.

¿Qué hacer en Concepción?

El punto para iniciar la visita debe ser El Balcón del Café, ubicado en el segundo piso de una casona de más de 250 años desde donde nos revela una vista privilegiada del Parque y la panorámica de las montañas circundantes. Aquí vale la pena disfrutar sin prisa un café cosechado en el propio municipio y la especialidad de la casa: “Concepción de Café”, helado de café, almendras y salsa de chocolate. Dentro del mismo espacio encontramos La Ventana Artesanal, donde se comercializan productos hechos en el municipio como los chocolates rellenos de lulo o guayaba y las mermeladas, de los mismos sabores, que producen las mujeres de la organización Mayelú, al igual que los bolsos, individuales, y carteras bordadas por los integrantes del Grupo de Artes Plásticas.

Otra parada obligada es la Casa de la Cultura, también nombrada en honor al General Córdova, pues es allí donde nació y vivió sus primeros años. A su entrada un bello mural del Maestro Salvador Arango relata la Batalla de Ayacucho y celebra los 200 años de nacimiento del prócer.

Por supuesto, la visita no estaría completa sin la subida al Alto de la Virgen que, si bien exige un esfuerzo físico para alcanzarse, recompensa con una maravillosa vista del casco urbano.

Fuera del casco urbano, hay un plan quizás no tan conocido. Aunque hay que madrugar, vale toda la pena. Es un paseo a la Finca El Morro, subiendo hasta allí a lomo de mula por un camino de herradura. Allí se disfruta de un delicioso desayuno campesino mientras se contempla el amanecer en el horizonte. En la finca podemos interactuar con cabras, conejos y vacas, y conocer un poco sobre la forma en que se cultivan los productos agroecológicos. Al regreso, de nuevo a lomo de mula, encontramos varios charcos donde refrescarnos.

Si de agua hablamos, no podemos más que decir que Concepción es un manantial, y el baño en sus innumerables fuentes, una actividad arraigada en la vida de sus habitantes. Lugares como el Charco los Payasos y El Aguacate y la Cascada Matasano son conocidos por todos. A la hora del paseo de charco, un infaltable es el fiambre: juntanza de papa, arroz, chicharrón, carne, huevo, tajada de maduro y chorizo en hoja de plátano o bijao, aquí es muy popular y es posible mandarlo a hacer por encargo.

También conectado con el agua y la naturaleza está Rancho Luna, una finca ecoturística cuyo concepto de alojamiento es el camping, y sus espacios están construidos en guadua y bambú. A ambos lados del terreno bajan cascadas a las que es posible acceder por caminos cuidadosamente elaborados y que de noche se iluminan para crear un ambiente íntimo y acogedor, momento ideal para disfrutar del mejor canelazo del oriente antioqueño.

Eco Finca Athakai («la energía del ahora»), cuyo propietario, Luca, es un italiano que se enamoró de Concepción y decidió quedarse a vivir aquí, ofrece su hospitalidad y deliciosas preparaciones culinarias a sus huéspedes. Al pie de la finca corre el Río Concepción, por lo que es otro lugar óptimo para un buen chapuzón.

Por su parte, la Finca Hotel Los Abuelos es un alojamiento en un lugar mágico en medio de la naturaleza, también rodeado de fuentes de agua y coloreado por variedad de flores.

Además de las ya mencionadas opciones de alojamiento, está el Hotel Doña Pascuala, hospedaje colonial nombrado en honor a Pascuala Muñoz Castrillón, madre de José María Córdova y su hermano Salvador, ubicado sobre la calle que es considerada la más bonita y pintoresca del municipio, la Eloy Alfaro.

Para desayunar y almorzar, El Ranchito. La cocina es tradicional y de sabor casero, y se disfruta mientras los ojos recorren curiosos el mobiliario de esta antigua casona rústica y luminosa que conserva su arquitectura original, decorada en su mayoría con elementos que remiten a la idiosincrasia arriera y agrícola. Es además uno de los sitios donde todavía puede conseguirse la gelatina de pata de vaca, tan famosa en el municipio, o las panelitas de arequipe, maravillosas opciones para el postre.  

También para el postre o, en cualquier momento realmente, Sabe Artesanal, un pequeño y coqueto rincón con deliciosas preparaciones de café y panadería artesanal. Abre normalmente de jueves a domingo, pero vale la pena hacer que la visita coincida con ello.

Al caer la tarde, un lugar para departir y compartir es el Gran Salón Social. Esta fonda ha permanecido allí por más de 90 años y ha pasado de generación en generación rindiendo tributo a los tangos y la música clásica; sus paredes, repletas de cuadros y fotos, homenajean a diferentes íconos musicales.

También está El Farol Café-Bar, donde podemos disfrutar tanto de un buen postre como de una de las cervezas artesanales que se producen en el oriente antioqueño.

Para cenar, La Tienda es una buena alternativa con sus pizzas, hamburguesas y burritos, comida sencilla pero rica.

¿Qué hacer en Sonsón?

El Museo de Arte Religioso alberga el número más grande de piezas museales de esta temática en el país, entre las que encontramos la mayor colección de trajes de ceremonial religioso y una sala dedicada a la antigua catedral. En un espacio aledaño encontramos además la Sala Rómulo Carvajal Quintero, un homenaje a este escultor antioqueño que vivió y falleció en Sonsón.

Por su parte, el Museo Folclórico Casa de los Abuelos está dividido en tres ejes temáticos: la recreación de la vida doméstica tradicional; la historia empresarial, con la sala dedicada a la imprenta del periódico, la tienda de fotografía (donde aún se conversan las fotos de los que no pagaban, que se exponían en la calle para escarnio público), la barbería, la escuelita y la tienda (con música de fonda); y finalmente, la Sala Arqueológica, que exhibe una colección de más de 3000 piezas que cuentan la historia de las comunidades aborígenes que habitaron este territorio.

También hacen parte de la Red el Museo Fiestas del Maíz, la Sala Homenaje a la Prensa Sonsoneña, el Museo Casa de la Cultura Roberto Jaramillo Arango, y la Ciudadela Educativa – Museo Pablo Jaramillo, ceramista y dibujante sonsoneño, cuya obra se puede apreciar en la señalización de varios espacios en el municipio. Recientemente se ha anexado a la Red el ya mencionado Hotel El Tesoro, que en su interior alberga una colección de miles de piezas que cuentan la historia sonsoneña, distribuidas en secciones con nombres tan evocativos como “el rincón que marcó a todo un pueblo”, “el rincón de chupacobres” o “el rincón de la abuela”.

Las fraguas son talleres donde se forjan o trabajan los metales. En Sonsón, el término se utiliza para denominar los talleres donde se producen herraduras en hierro forjado de manera artesanal, uno de los oficios más antiguos del municipio, donde hoy  encontramos todavía más de 40 talleres. La Fragua los Castro es uno de los más famosos, y padre e hijo reciben al visitante para enseñarle todo el proceso con gran devoción.

Productos sonsoneños ofrece una vitrina a diferentes productos autóctonos del municipio junto a los suyos propios. Aquí encontramos el delicioso queso sonsoneño, la gelatina de pata “Los secretos de la abuela” y los productos a base de miel de abejas como polen e hidromiel de Pecoreos. También el famoso “bocado de arriero” o los “palitos de arriero”, sabores de antaño a base de miel de caña que Don Nelson Valencia, su propietario, ha logrado recuperar para darles una nueva vida.

El higo ha sido un símbolo en la historia agrícola del municipio, aunque cada vez más en desaparición por la llegada del aguacate. Cultivado en el Corregimiento Alto de Sabanas, aquí encontramos varias fincas donde es posible conocer el proceso de siembra y cosecha del nopal, y un paisaje que se tiñe bellísimo en toda su extensión del verde de la planta y el rojo y amarillo del fruto. Al fondo, una cadena montañosa se revela aparentemente infinita, pero en algún punto no muy lejano está el Páramo de Sonsón. Para acercarnos solo un poco sin intervenir ni afectar esta fuente de vida, podemos subir hasta el Mirador del Páramo, haciendo por supuesto una parada en ruta para probar las arepas rellenas de queso y bocadillo de Delicias del Páramo. En el mirador encontramos un Cristo de gran envergadura y una hermosa vista donde, en días despejados, se puede observar a lo lejos el Río Magdalena, recordándonos que hasta allí se extiende esta tierra de fundadores.

En términos gastronómicos, la oferta contemporánea es todavía limitada, pero van apareciendo nuevos espacios como Zona Gourmet, restaurante de pastas, ensaladas, carnes, mariscos y vinos; La Cocoa Café Bar, un espacio moderno y acogedor que toma su nombre de un personaje pintoresco y querido del pueblo, Doña Dioselina, conocida como “La Cocoa”, donde encontramos opciones mejicanas, de parrilla y ricos cocteles y preparaciones de café. Para un café conversado, recomendamos Café Savalo, un espacio agradable donde cuentan también con buenas opciones de postres y repostería.

Como es mucho lo que hay que ver, recomendamos pasar la noche en el municipio, que cuenta con alojamientos como Maravilla Hotel Boutique, casa antigua de propiedad familiar que conserva su encanto, con un patio interior muy bonito, decoración cuidada y muy buena atención; el Hotel Gio, moderno, luminosos y acogedor, también con una magnífica atención; y, por supuesto, el mencionado Hotel El Tesoro, que además de comodidad y muy buena atención ofrece la experiencia de alojarse en un museo.

¿Qué hacer en el Carmen de Viboral?

Para sellar la relación de amor del municipio con su tradición Cerámica, en el año 2004 se empezó a desarrollar un proyecto de intervención urbanística liderado por el artista José Ignacio Vélez en la Carrera 31, desde entonces denominada Calle de la Cerámica, donde se instalaron mosaicos y piezas de loza con las principales pintas en las fachadas de las casas, resaltando así su historia. Se llevó a cabo un proceso similar en la Calle 30, ahora conocida como Calle de las Arcillas,  y se coronó con la Torre Bicentenaria, obelisco de 20 metros de altura que contiene en sus paredes 2700 baldosas de cerámica de diferentes colores y representa una chimenea de las antiguas fábricas.

La historia de la cerámica en El Carmen está sintetizada en una sala del Instituto de Cultura Instituto de Cultura, donde encontramos el Museo de la Cerámica, espacio que cuenta acerca de los materiales y herramientas utilizados en el proceso de producción de la cerámica, las pintas o decoraciones más representativa y los colores, acompañado de fotografías y piezas que ilustran el camino recorrido por los artesanos que han ayudado a que esta historia siga con vida.

La tradición cerámica también está presente en las mesas: platos y tazas hacen de telón de fondo a la oferta gastronómica carmelitana. Un ejemplo de ello es Casa Carrataplán, una propuesta de cocina tradicional colombiana que busca rescatar sabores ancestrales mezclados con toques fusión, a base de productos locales y en su mayoría orgánicos, ubicada en una hermosa casa antigua que conserva su arquitectura y encanto.

La siembra orgánica es una característica definitoria de El Carmen contemporáneo. En esta línea está Hojarasca Cultura Orgánica, restaurante que se nutre de la cosecha de la Granja Escuela Rena-Ser, finca donde se cultivan más de 200 especies de plantas comestibles, medicinales y ornamentales. Es un delicioso restaurante vegetariano ubicado en un hermoso espacio lleno de color y naturaleza que refleja sus valores y filosofía, y que además sirve de mercado y punto de venta de los productos de la finca.

Un concepto similar tiene La Itinerante, restaurante de La Buenaventura Granja Escuela, donde se promueve la bioconstrucción, el manejo de los animales y la agricultura basada en conocimientos ancestrales. Su premisa es “cocinamos en movimiento con la cosecha”, y es un lugar ideal para disfrutar de alimentos preparados con mucho amor y de forma consciente en un entorno natural.

De un orden más calórico, el “chorizo de punta” de la Cafetería Especial es un infaltable de la visita. Este lugar emblemático por el que pasa toda personalidad y también persona “de a pie” que visita el municipio, es ideal para el encuentro y la tertulia en su barra. Una buena pregunta para Alberto y Blanca, sus dueños, es sobre la historia que da nombre a este tradicional producto que se vende hace ya más de 50 años.

Otros espacios icónicos donde encontramos diversidad de oferta comercial son el Paseo del Ángel, uno de los puntos más fotogénicos del casco urbano, con sombrillas de colores adornando el techo a lo largo de todo el pasaje, las plaquitas de cerámica en las paredes con frases literarias, y el mosaico con alas de colores que corona la pared de fondo, tendencia en Instagram. También está Plaza Rosé, otro pequeño pasaje comercial donde encontramos propuestas como Carmelina Beer Bar, recomendado para disfrutar de una deliciosa cerveza artesanal producida en El Camren, y el espectacular Hotel Casa Rosé, que también integra elementos de la tradición cerámica y en cuyo restaurante, La Terraza by Santo Pecado, encontramos un sitio  ideal para desayunar o disfrutar de un buen coctel cuando cae la noche.

Para una hacer una pausa y sentarse a conversar sobre toda la belleza que encontramos en El Carmen de Viboral, podemos elegir entre Café Provincia y El Parroquial, lugares donde, como no podía ser de otra manera, se disfruta de deliciosos cafés y preparaciones de repostería servidos en vajilla carmelitana.

Representante de la escena cultural, Volaren Café es un lugar bohemio ideal para la lectura y disfrutar de diferentes muestras artísticas al calor de un buen café. También lo es La Península, espacio maravilloso y múltiple que integra la sede de Teatro Estudio, un taller y tienda de cerámica experimental, y El Barqueadero, bar con programación musical y artística habitual que toma su nombre de lo que antiguamente era este lugar, un parqueadero.

No podemos dejar de resaltar el trabajo de una institución que ha sido la precursora de la escena teatral carmelitana: Corporación Cultural Tespys, tienen un sello distintivo que ofrecen a su audiencia hace muchos años: la famosa “copetuda”, aromática con ron ideal para calentar el cuerpo mientras disfrutamos de una de sus obras costumbristas.

¿Qué hacer en La Ceja?

Un Café y Más es el lugar ideal para irse impregnando del ambiente y la historia del municipio, degustando una buena taza de café, fruto no muy vinculado al imaginario de esta tierra, pero que sólo al sur del municipio cuenta con 37 fincas productoras.

En relación al cultivo de flores, en Jardines de San Nicolás podemos disfrutar de recorrido en bici para conocer el proceso de la flor desde la siembra hasta que es empacada para exportación, y en Alma del Bosque presenciar una de las mayores colecciones de orquídeas de Colombia, 15 hectáreas sembradas en hortensia blanca y un sendero ecológico lleno de musgos, anturios y bromelias.

La tradición lechera ha derivado en una creciente corriente de productos de gran calidad.  Es el caso de Lácteos El Tabor, finca que en el año 2014 empieza a transformar su materia prima de forma artesanal, y abre a los visitantes un colorido kiosco donde ofrecen más de 18 productos,; también está Lácteos San Sebastián , “homenaje al campo”, que ofrece una experiencia por diferentes regiones y técnicas del mundo con productos elaborados por manos de maestras queseras del Oriente Antioqueño. Dentro de la finca encontramos también a San Luca, restaurante que goza de una sofisticación rústica donde todos los productos son locales y orgánicos.

Hay un punto donde coinciden lo rural y lo urbano en un festival de colores, aromas y sabores: la Plaza de Mercado, allí encontramos puestos de venta de frutas, verduras y productos cárnicos, también restaurantes que ofrecen preparaciones tradicionales con mucho sabor. Y si de sabor se trata, es preciso mencionar a Doña Delfina, oriunda del Urabá antioqueño y que hace seis años llegó a La Ceja con su esposo, sus 3 hijos y las tradiciones de su tierra; a finales de 2019 abrió De la Casa Sazón Pacífico, restaurante especializado en cocina de la región que la vio nacer y a través de la cual pone en valor los usos culinarios de los campesinos y pescadores nativos de aquellas tierras.

Volviendo a los cafés, no pueden dejarse fuera de la lista El Remanso, lugar icónico donde coincide la bohemia del municipio sin distinción de edades, ni Café Teatro, un lugarcito muy pequeño y acogedor ubicado enfrente del Bar Los Alpes, conocido por todos como “la rumba eterna”.

La Ceja no puede entenderse sin su escena musical, esa que mantienen viva representantes tradicionales como la Banda de Payuco, con más de 50 años de trayectoria, y otros más recientes como la Red de Músicos Independientes de La Ceja, nacida en 2013 y que hoy cuenta con más de 80 asociados. Es habitual encontrarlos tocando y cantando en Casa Tinkú, café-bar cultural, o en Primitiva, donde se puede disfrutar de una hermosa vista del parque principal y de las tantas cervezas artesanales, hoy tan de moda en el oriente antioqueño.

De los varios espacios naturales que dan a este territorio la connotación de municipio “verde”, el más representativo es el Ecoparque Los Saltos, donde se pueden visitar más de 10 saltos, cascadas, manantiales y nacimientos de agua, entre ellos el Salto del Buey, una de las cascadas más altas de Colombia, además de contemplar la fauna y flora y realizar avistamiento de aves.

Para el visitante interesado en extender la estancia más de un día, la Finca Hotel Los Lagos  es una opción muy recomendable donde, en sintonía con el carácter musical del municipio, el espectáculo sinfónico está a cargo de ranas y grillos por la noche, y de los pajaritos al amanecer.

¿Qué hacer en El Retiro?

Aquí el buen gusto se encuentra por doquier en cafés, restaurantes, galerías de arte y librerías. Todos, o la mayoría, tienen algo en común: son propuestas innovadoras que han desembarcado en casas o casonas antiguas, conservando los rasgos arquitectónicos esenciales con toques modernistas bien sea a través de la decoración o de los propios productos representativos de su quehacer. Si no lo era ya, El Retiro se está convirtiendo cada vez más en un lugar exquisito. Y no sólo por la deriva artística que está tomando, también por su propensión a estimular el sentido del gusto, pues es difícil encontrar otro municipio con una oferta gastronómica tan amplia y variada.

Las galerías de arte Casa Enso ó Casa de la Leona son un perfecto ejemplo del carácter exquisito que se ha apoderado del municipio. En ambas podemos encontrar exposiciones itinerantes cuidadosamente elegidas y una programación cultural innovadora.

Otra propuesta muy interesante y aromática es Taller de Hierbas, donde los tesoros de la tierra se convierten en productos de bienestar y cuidado personal, y podemos hacer una inmersión sensitiva en los aromas de esencias elaboradas con hierbas de origen orgánico.

Por su parte, el Café-Librería Tanta Tinta es un universo literario que sirve de telón de fondo a la degustación de uno de los tantos cafés regionales o nacionales que ofrecen.

A la cabeza de la innovación gastronómica está El Balcón Azul, que en medio de una sofisticada cocina colombiana itinerante, o “cocina criolla gourment”, presenta al helado de arepa de mote como infaltable que sobrevive a las siempre maravillosas itinerancias en la carta.

Está también Barro, pizzería que además ofrece deliciosas focaccias y burratas, y Milolas Delicias con Historia, otra alternativa de cocina creativa donde los sabores tradicionales colombianos cobran nueva vida a partir de los toques fusión.

La Liebre Panadería es otro imprescindible, especialmente para un buen desayuno o brunch; aunque todo es delicioso, nuestro recomendado principal son los waffles de masa de buñuelo acompañados de una deliciosa confitura de frutos rojos. Es también un pequeño, íntimo y acogedor Bed and breakfast que no puede más que adjetivarse con la palabra que, vamos viendo, mejor resume a El Retiro: exquisito.

Hay una oferta culinaria más tradicional pero no por ello menos recomendable. En esta categoría encontramos, por ejemplo, a El Pilón Guarceño, un restaurante de comida típica y truchas cuyo atractivo reside, además de en sus preparaciones, en sus paredes que albergan una variada y pintoresca colección de artículos de Coca Cola.  También los deliciosos buñuelos rellenos de queso de Pandequeso Santarrosano Donde El Profe ó el colorido pasaje Casa Montoya, punto de encuentro de propios y extraños, pequeña plazoleta de comidas donde encontramos alternativas más descomplicadas e informales como La Mordida (comidas rápidas),  K-trina Mexican Food, ó Arroz Arrocito Café Tertuliadero, donde también es posible disfrutar de una buena cerveza artesanal del oriente y de algún toque de música en vivo si coincide con el fin de semana.

Para un buen café con las mejor vista del parque y la iglesia recomendamos El Café de los Mejía, un pequeño y agradable espacio en el segundo piso de una casa antigua, y a pie de tierra, Café Retiro, que se ha ido convirtiendo en todo un referente por sus tours cafeteros donde se visita una finca tradicional para conocer los procesos de siembra, cultivo y cosecha, y se propicia el compartir con familias campesinas que por años se han dedicado a este oficio; Le Montañeré, que ofrece más de 50 marcas diferentes, y Aroma a Café, donde recomendamos probar su delicioso vino de café.

Hablando de vinos, vale la pena, viendo la noche caer, disfrutar de una buena copa acompañando un fondué de Petite Amelia, ubicado en una finca campestre a no más de 5 minutos en carro desde el casco urbano, desde donde puede obtenerse una maravillosa vista del mismo. O una cata de cerveza artesanal en TorreAlta Cervecería, espacio de estética industrial, en el que la maquinaria con la que se procesa la cerveza se deja a la vista. Se ofrecen una amplia variedad de cervezas de primera calidad, que se nombran a partir de historias curiosas o en torno a términos ciclísticos como El Gregario, La Justa, Rey de Palmas, Dama Alegre, El Niño sin padre y La Diva.

Si al caer la noche nos descubrimos seducidos por este aire artístico, que sin duda invita a quedarse, además del ya mencionado Bed & Breakfast La Liebre, recomendamos el Hotel La Posada del Zaguán, una casona antigua con patio interior, luminosa, con habitaciones amplias y cuidadosamente decoradas, donde seremos recibidos con gran hospitalidad.