La Locería Colombiana, la más antigua de las empresas que hoy hacen parte del Grupo Corona, nace en Caldas en 1881. Los primeros 50 años de la empresa no fueron fáciles. En 1935, al borde de la quiebra fue comprada por Gabriel Echavarría Misas, quien tenía su finca de recreo en esas tierras frías al sur de Medellín. En el imaginario popular la tradición cerámica está vinculada con el municipio de El Carmen de Viboral, sin embargo fue Eliseo Pareja, un ceramista de Caldas, quién fundó esta tradición en el Carmen.
El hecho es que Caldas es la cuna de la cerámica en Antioquia y hoy día es posible profundizar en esta historia visitando el Museo de la Cerámica. Una colección de más de 1.500 vajillas y piezas únicas que narran la historia del desarrollo de la cerámica, rescata el arte de la misma a través del tiempo, y recupera la cultura y la tradición a través de su colección y centro de capacitación y formación.
Sede de nacimientos. Aquí cobra vida, en el Alto de San Miguel, el Río Aburrá – o como lo conocemos mejor: el Río Medellín. Pero el agua no sólo corre a pie de tierra, también, con bastante frecuencia, cae del cielo, tanto que le ha valido al municipio el apelativo de “cielo roto”. En Caldas la lluvia hace parte de la experiencia, tanto que las fiestas más importantes del municipio se llaman Las fiestas del Aguacero. Se celebran en el mes de Octubre y son un encuentro de la diversidad cultural, juegos callejeros, música y baile bajo la lluvia.
En el municipio han nacido grandes artistas. Se destacan Ciro Mendía, poeta y dramaturgo considerado uno de los iniciadores del teatro regionalista colombiano, y el Maestro Dorian Flórez Zuleta, pintor y psicólogo de la Universidad de París VII Denis Diderot, reconocido nacional e internacionalmente con diversos premios por sus obras de pintura figurativa y surrealista.
La Caldas contemporánea se ha nutrido de una importante oferta gastronómica con la llegada de emprendimientos que han traído propuestas innovadoras, si respetando algunos ya clásicos de su historia. Se destacan las famosas obleas, la dulcería en diferentes presentaciones, la pastelería y repostería, derivados lácteos, tortas de pescado, y otras delicias. Del municipio se conoce también su tradición caballista y sus fondas típicas que son, sobre todo, museos y repositorios de historias de tertulias y compartires al calor del aguardiente.