Hace 5 años nació Enjoy Dancing, un espacio en el que las niñas y jóvenes de la vereda La Loma, en el corregimiento San Cristóbal, han encontrado tranquilidad y mucho arte. Juan Rivera fue quien inició el colectivo, cuando la academia en la cual bailaba ganó un proyecto para impartir clases de danza urbana en las veredas del corregimiento. Aunque este proceso duró tres meses, se convirtió para él en un sueño que no tiene fecha de caducidad; por lo que se ha extendido hasta el día de hoy que lo comparte con su pareja Daniel Ospina.
Cuando las clases que debía dar estaban a punto de finalizar, Juan notó lo mucho que disfrutaban el espacio las chicas del territorio. En La Loma, únicamente había grupos de folclor, por lo tanto, los ritmos urbanos fueron muy atractivos para las jóvenes. Así que decidió continuar con el grupo teniendo en cuenta que vivía allí y que “el conocimiento es algo que se debe compartir con todo aquel que quiera recibirlo”.
Al principio fue de parche, de continuar con lo que alegraba a la gente; pero después, gracias a la acogida y a que se iban perfilando como un colectivo, surgió la necesidad de darle un nombre. Decidieron llamarse Enjoy Dancing, pues el baile les movía el cuerpo y el alma.
Teniendo el nombre y la motivación, Juan empezó a gestionar vestuarios y presentaciones, además de unos talleres vacacionales. Fue ahí cuando le propuso a Daniel que impartiera clases y este aceptó. Cuenta que en principio fue “caótico, porque estaba saliendo de su adolescencia, a sus 19 o 20 años, y un joven dándole clases a otros jóvenes era complicado”. Sin embargo, con el tiempo y el amor de Juan y las demás personas, pudo aprender mucho sobre sí mismo y sobre el territorio, al punto de decir que “La Loma es como un paraíso”.
Juntos, como directores, empezaron a darle un nuevo enfoque a Enjoy. Por eso, desde la mirada de Juan como trabajador social y de Daniel como psicólogo, han hecho de este espacio artístico un proceso de acompañamiento psicosocial. Los padres y madres de familia han sido testigos de cómo la danza ha impactado positivamente la vida de sus hijas. Incluso, antes las castigaban con no ir a clases de baile, pero ahora llegan a recurrir a ellos para que las aconsejen ante un problema, debido a la confianza que les generan.
En Enjoy hablan “a calzón quitado” de diversidad sexual, porque ellos prefieren tocar el tema en un espacio seguro para todas y no que ellas exploren por sí mismas y pongan en riesgo su integridad. Es un espacio en el que no se juzga y tampoco se influencia. Más bien, se enseña a ser responsable con las decisiones que se toman. Dicen que la danza es diversa y que eso se refleja en el colectivo.
Cuando se les pregunta por qué la mayoría son niñas, Daniel y Juan contestan que se debe a que culturalmente ha sido muy rechazado que los hombres participen en este tipo de escenarios, en los que se mueve las caderas y se expresan sentimientos a través del baile. “A los hombres siempre se les dio la idea de que la danza es para las mujeres”, responden con seguridad, pero dejan claro las puertas siempre están abiertas para todos.
En Enjoy hay más de cincuenta integrantes y están en proceso de lanzar una marca de ropa que les posibilite ser sostenibles financieramente. Por lo pronto, no paran de bailar y aprender en La Guarida, nombre de la casa sede que pagan con un aporte mensual de siete mil pesos de cada miembro del grupo y que comparten con otra organización comunitaria llamada Warmi Pacha.
Juan y Daniel aman lo que hacen y se han esforzado “con las uñas” por conservarlo desde 2018. Se sienten orgullosos de tener un espacio para bailar sin ataduras y su mayor motivación son las sonrisas y la confianza de las chicas. Lo que empezó como un parche, hoy es un sueño que piensan materializar de la mano de todas y todos aquellos que quieran vincularse desde el amor, las risas, el baile y la comprensión del otro.
Conoce más del colectivo y sus procesos en su cuenta de Instagram @enjoydancingmed. También, puedes estar al pendiente del lanzamiento de su marca en @tobe.enjoy.