
Olaya es un solo municipio, pero su cultura no hace pensar que son tres. Para entenderla deben tenerse presente las particularidades de su centro y sus 2 corregimientos: Sucre, que comparte la altura del río Cauca a su paso por esta tierra, 400 msnm, con su personalidad vivaz de tierra caliente, sus gentes descomplicadas, vistiendo ropa fresca, habitualmente bermudas y camiseta; y Llanadas a tan sólo 25 kms de distancia, pero 1300 metros de altura más arriba, más pausado y reflexivo, donde aparecen los pantalones, ruanas, saquitos de lana, y sombreros.
Tan vecinos como son, encontramos entre ellos marcadas diferencias: los habitantes de cada centro urbano se reconocen, más que olayenses en general, bajo el gentilicio propio de su pueblo. Cada uno tiene su biblioteca, su casa de la cultura y sus fiestas populares (las del Verano en Sucre, las del Progreso en Llanadas, y las Culturales y Patronales en Olaya). No es equivocado entonces decir aquí que encontramos 3 municipios en uno. Los convoca, eso sí, como esos puntos que al unirse forman una figura, su apelativo actual: “tierra mágica de atardeceres y montañas”. En la fuerza del Cauca, las vistas dramáticas y emocionantes que ofrecen sus alturas, sus puestas de sol, la belleza en general de su paisaje, coinciden los tres.
El Puente de Occidente es la puerta de entrada a Olaya. Aunque son pocos los que asocian esta obra de infraestructura, concebida por el ingeniero José María Villa, con Olaya, lo cierto es que una de sus orillas, la opuesta a Santa Fé de Antioquia, está en territorio olayense.
Algunas artes y oficios permanecen en la memoria común independientemente del origen geográfico de sus habitantes, aunque cada uno encuentra mayor arraigo en uno de los centros urbanos: el tejido en iraka en Olaya, la tradición alfarera de elaboración de cayanas de barro en Sucre, y la talabartería en Llanadas.