La primera vez que Sara Rojas recorrió un cafetal, sus papás ni siquiera la dejaban tomar café. Desde muy niña estaba acostumbrada a que sus vacaciones fueran en Venecia, Antioquia, en los cafetales donde sembraban sus abuelos y los abuelos de sus abuelos… mientras jugaba y dibujaba por sus senderos Sara se daba cuenta del trabajo, el tiempo y la paciencia que se le podía dedicar a un grano. Un grano. ¿Qué tenía de especial un grano?
Sara se convirtió en adulta: se graduó en Diseño Gráfico y ya podía tomar café. Y en algún momento cuando volvió a Venecia, a los mismos cafetales de su niñez, no volvió a hacerse la misma pregunta: esos granos ya tendrían mucho más sentido. Sería en ese momento, de su retorno a Venecia, en el que se habría dado cuenta que sus abuelos no sólo le habían heredado los ojos o el genio, también un amor para toda la vida que aprendería a fusionar con su creatividad, y su manera de imaginar y hacer las cosas. Entonces quiso volver marca los granos que conoció toda su vida, dibujó su logo, hizo el branding, diseñó etiquetas y empezó a buscar mil maneras mostrar el café especial que se cultivaba allá, para Venecia y para el mundo.
Buscó puesto en una feria de las fiestas del pueblo, decoró su stand de la manera más creativa y empezó a creerse un sueño llamado La Graciela, Café, igual al nombre de los cafetales donde creció. A los locales les gustó tanto su puesto que las fiestas pasaron y ella se quedó con su mismo stand decorado por varios sitios del pueblo, hasta que montó su primera tienda y luego un restaurante.
Su café nos lo recomendaron cuando llegamos a Venecia, no solo por su sabor, sino porque esa jovencita, diseñadora gráfica, estaba haciendo un hito en el pueblo, reuniendo a los pequeños productores del municipio, ayudando a mejorar la calidad de sus cultivos y generándoles más ingresos. También en su restaurante venden el plato típico del pueblo: La Montaña Sagrada, ruedas de cerdo con una hoja puntiaguda como el Cerro Tusa en la que hay un puré plátano, lo acompañan buñuelos de yuca y vegetales, todo con ingredientes comprados directamente a agricultores del municipio.
Cuando visites Venecia pidele un café y saludala con confianza.