Wilmar, no es Tamesino. Nació en Medellín, en medio de una época violenta y trágica para su comuna Robledo. A dos de sus hermanos los mataron en riñas del barrio y el más joven de ellos, con solo 13 años, recibió una bala del fuego cruzado entre bandas. Una situación que a Wilmar le partió tanto el corazón que prometió no volver a confiar en la gente, le perdió el gusto a todo y en su estómago solo sentía el impulso de moverse y empezar otra vida lejos. Algo le decía que si no lo hacía a la cuenta de hermanos perdidos iba a sumarse él.
Así que dejó su trabajo como conductor y junto a su novia, aún con mucha incertidumbre, tomó un bus con parada en Támesis, a la casa de su suegro. Se instalaron unos meses en la casa del suegro y como a Wilmar no le gustaba quedarse de balde, se pensó una manera de conseguir su sustento: compró una moto de segunda, le montó una estructura para 4 tinajas que llevarían adentro mazarramorra, claro y bocadillo e inició su negocio. Su idea era vender un productazo sin ánimo de pérdida.
Entonces él llegaba calle por calle y gritaba: “Saaque la ollaaa” y a eso le agregaba algunas rimas poco complejas. Apenas cantó su primer pregón, Támesis lo abrazó con tanto cariño, que recuperó la esperanza en la gente y ya nunca se quiso ir. Le iba tan bien que a su oficina móvil le puso un altavoz y buscó reproducir unas trovas que lo acompañaran en su jornada, mientras él podía descansar la voz.
En Támesis han nacido muchos trovadores que ahora son de talla internacional uno de ellos es Fabian Franco más conocido como Cacao. Fue así que Wilmar le dijo a Cacao que le compusiera una trova y Cacao ni corto ni perezoso. La trova dice algo así:
Oído pueblo, que llegó Wilmar, ¡saque la olla!
Les traigo la mazamorra más sabrosa y exquisita
para jóvenes y niñas,
para abuelos y abuelitas,
con postre o con gelatina,
la mazamorra lo espera,
con panela o con bocadillo
es un manjar de primera,
Saque la olla doña Rosa,
Maria, Julia y Fabiola,
Carmelo, Isa, Filomena,
Gabriela y Magola…
y así con cada nombre de sus usuarias en la cuadra.
Saque la olla es un personaje muy querido en todo el pueblo, tanto que hasta le pintaron un mural en su honor en una de las calles. Su mazamorra, más que un producto delicioso, se ha convertido en su acto de reconciliación con la humanidad que le escondió la esperanza para que la encontrara en Támesis.