Caldas podemos vivir una experiencia espacial en torno a la cerámica de la mano de la Corporación Crese, en la que es posible conocer la historia de esta tradición a través de 4 momentos: un recorrido por los objetos coleccionados en el Museo de la Cerámica, encuentro con un maestro alfarero, taller de pintura en un plato, y barroterapia.
También podemos vivir una experiencia cafetera en la Finca Novaola, un rinconcito del paraíso cafetero donde podrás realizar un recorrido con su dueño, un hombre encantador y amante de su oficio. Ofrecen un delicioso almuerzo: fiambre casero en hoja.
Igualmente, es posible realizar un recorrido ecológico y disfrutar del avistamiento de aves en el Alto de San Miguel.
¿Dónde comer en Caldas?
El Que Tenga Tienda es un hermoso restaurante con poemas en sus paredes, una nevera que se usa como biblioteca y objetos coloridos de todo tipo. Tiene un menú diferente cada día, en torno a sabores de regiones colombianas. Se hace bar por la noche, y es posible, además de cocteles, disfrutar de las cervezas artesanales del municipio, Perro Viejo.
Señales de Humo es un restaurante pequeño y acogedor, especializado en productos de parrilla y hamburguesas artesanales. Sus platos especiales son la hamburguesa y el ceviche de chicharrón ahumado.
En el restaurante Donde Cheche recomendamos el fiambre, que se sirve en hoja de plátano sobre un bowl, y viene con chicharrón, chorizo, carne molida, arroz, plátano maduro, huevo duro, papita cocida con hogao y una arepita.
De La casa de Checho, su propietario, Sergio Velásquez, dice que “no es un restaurante, es mi hogar, donde abro las puertas para compartir y co-crear alrededor de la cocina”. Se atiende con reserva previa. No hay un menú definido, siempre puede cambiar y la idea es crearlo de acuerdo al perfil del visitante, favoreciendo la alimentación saludable y con productos locales.
Café-Restaurante Sabor Ambrosía trae a Caldas una propuesta de comida sana en un espacio con aires marineros. Especialmente recomendado, su salmón por su presentación y su sabor.
En Arepitas otra vez se ofrecen más de 26 variedades de arepas, la base sobre la que posar sabores como la lengua con champiñones ó callos en salsa criolla.
Café Cielo Roto nace a partir de los cultivos de varias familias del municipio que se asocian para vender su café, además de su deliciosa repostería comercializan otros productos de su haber como la cerveza y la miel.
Pero Caldas no sólo es sede de restaurantes, sino también de toda suerte de tiendas y mecateadoros para satisfacer antojitos. En esta categoría encontramos Las Auténticas Obleas con Arequipe, las más famosas del municipio, vendidas por las hermanas Vanegas, 3 mujeres que siguen viviendo juntas en la casa en la que por más de 40 años han entregado las obleas por una ventanita conocida por todos. Se pueden rellenar con dulce de mora y queso, pero la tradicional es la que lleva solo arequipe.
En La Casa del Jugo encontramos las tortas de pescado de Doña Sofía Bedoya, que en 1985 inició este negocio acompañando las tortas de jugos que se entregaban en la jarrita, detalle que se convirtió en un sello distintivo.
La Posada, parva y dulces de la familia Posada, que por más de 70 años ha mantenido viva esta tradición. Son reconocidos como los mejores reposteros y pasteleros del municipio, con sus galletas, lenguas, empanaditas diminutas rellenas de papa y hogao y pastelitos gloria.
En Derivados de la Leche, el producto estrella es el queso provolone de pasta hilada, que se vende solo o relleno de bocadillo o verduras. Venden otras delicias como como yogures y kumis.
De Merengones La Clara destacamos su merengón de maracumango y sus obleas, que se ofrecen con crema de chantilly, arequipe, salsa de mora, queso y polvo de milo.
El municipio no se escapa de la parranda, y ha sido famoso por su carácter caballista. El centro de esta escena ha sido El Kaiser, fonda tradicional que desde 1953 revive el pasado al son de tangos y boleros. Su propietario, Guillermo Hernández, es uno de los más grandes coleccionistas musicales del país.
La Mulera, la otra fonda tradicional por excelencia, ocupa toda una cuadra en el Parque de la Locería, y es el lugar de llegada de las cabalgatas para «el remate». Más allá de su carácter de fonda, vale la pena visitarla por ser un museo vivo repleto de objetos tradicionales.