Eran 11 hijos, 6 hombres y 5 mujeres. Vivían todos en la finca familiar, hoy llamada La Ranchera, donde se sembraba maíz, frijol, papa, arveja, frutas y hortalizas. Hasta que un día, una importante empresa lechera llegó al municipio y lo cambió todo.
“Donde usted siembra un bulto de papa, te comen 4 vacas”, dice Carlos Bedoya.
Carlos, hombre emprendedor y hospitalario, es uno de esos hijos y empezó con el negocio lechero hace más de un cuarto de siglo en la porción de finca que le dejó su papá. Al principio, con 4 vaquitas que producían unos 30 litros diarios. Hoy son 700.
Hace unos años, aquella empresa famosa pasó por una crisis y recortó el número de litros que recibía a cada productor. Carlos y su familia empezaron a tener un excedente de cerca de 200 litros diarios, y decidieron ponerse creativos: así nacieron las “quesadillas”, bolitas de queso rellenas de arequipe, hoy el producto insignia de Lácteos Susy.
Aquello coincidió con unas Fiestas de la Leche y sus Derivados, las principales del municipio, y pidieron permiso al alcalde de entonces para vender su reciente creación. El éxito fue rotundo.
“Mi hija se llama Susy, de ahí el nombre”, cuenta Carlos, sereno y alegre. El volumen de producción hizo que tuvieran que estandarizar el proceso de empaquetado y también hacer un desarrollo de marca.
Después de 3 años los clientes empezaron a manifestar curiosidad e interés por comprarles otros productos; la familia se puso manos a la obra con nuevos ensayos culinarios y de ellos nacieron el quesito, la cuajada y la mantequilla envueltos en hoja, el hilado ó siete cueros, el queso ricotta, las brevas con queso y el arequipe.
“Mi objetivo a día de hoy es transformar toda la leche que produzco”, se proyecta. También nos cuenta que durante la cuarentena en el 2020 se vieron obligados a salir a la carretera a vender sus productos. Un día, una familia numerosa que pasaba en sus vehículos le preguntó si podía indicarles un lugar campestre cercano donde almorzar. Carlos les ofreció su finca, y aquella tarde una de sus vacas inició trabajo de parto. El grupo quedó maravillado con la experiencia, y a Carlos se le ocurrió que abrir las puertas de su pequeño y entrañable paraíso para el disfrute de los visitantes sería una buena idea. Tiene una experiencia para ofrecer en torno a la producción de la leche y la degustación de deliciosos productos obtenidos a partir de su transformación, un bosque nativo para trazar un sendero ecológico con señalización interpretativa, y también el deseo de convertir su hermosa finca en alojamiento.
Será un magnífico anfitrión, sin ninguna duda.