“El parque de Marinilla huele a manzanilla”, reza un dicho popular sin autor conocido. Y aquí el hilo que empieza a tejer esta historia: las rimas que no se pueden pasar por alto en un territorio famoso por la producción de guitarras y donde una de sus manifestaciones culturales predominantes es la trova, un arte excepcional, improvisado y pleno de exageraciones, representado por la premiada Escuela de Trova del municipio.
En Marinilla se destaca su tradición gastronómica, un municipio que no puede entenderse sin sus famosos merengones y los productos de maíz capio, un tipo de maíz blanco cada vez más escaso y en desuso que representa la tradición prehispánica y la adopción de los modos indígenas por parte de los primeros pobladores europeos. El maíz capio se convirtió en el insumo básico para las jornadas de arriería y en el alimento principal de los habitantes del casco urbano en Semana Santa, hoy representados en preparaciones conocidas por todos como la teja (una especie de arepa grande y crujiente), la estaca (envuelto de masa de maíz en hoja de bijao), el buñuelo de maíz, las arepas y otros tipos de panificaciones.
Tampoco podemos olvidarnos de su carácter religioso, ámbito en el que destaca el arte escultural del Maestro Alberto Soto y su colección de pesebres, la Semana Mayor, una de las más tradicionales del país y el emblemático Museo del Cristo, las Cruces y los Crucifijos, una colección – la más grande del mundo – reunida por el político Roberto Hoyos Castaño, que alberga más de 2.500 piezas pertenecientes a más de 50 países de los 5 continentes.
Territorio de gran importancia histórica, es conocida como La Esparta Colombiana. Durante la época de independencia fue uno de los cuatro cabildos que daría como resultado la proclama del Estado de Antioquia, y a pesar de ser el cabildo más pequeño fue el que más hombres, pensadores y recursos aportó. Dentro de su historia, cabe resaltar el papel de las mujeres, siendo la más querida y recordada de todas Simona Duque de Alzate “La madre del ejército de Colombia”, famosa por su apoyo a la causa libertaria instando a sus siete hijos a unirse al ejército patriota, y pieza clave en las comunicaciones rebeldes del antiguo camino del Nare.