Puntada tras puntada se le da forma a un proyecto que emana tranquilidad; un espacio donde todos, todas y todes son bienvenidos a crear sin límites con aguja en mano. Su nombre es Los Que Bordan, un colectivo artístico que nace en febrero de 2022 y se ha convertido en un espacio de aprendizaje colaborativo, donde los hilos se transforman en obras de arte y canales de expresión.
Miguel Pérez, Michell Manzanares y Jonatan Osorio son quienes dirigen las actividades, demostrando que las técnicas de expresión artísticas no distinguen de género. Los tres coinciden en que rodearse de arte les ha posibilitado reconocer masculinidades distintas, que permiten la sensibilidad y la disrupción.
Michell aprendió a bordar desde que estaba en el colegio. Siempre ha sido un apasionado del dibujo que desde hace aproximadamente cinco años quiso jugar con colores y agujas; llevando sus trazos a la tela, retomando esa técnica escolar y experimentando con otras puntadas. Por su parte, Miguel empezó en los días de pandemia, cuando la monotonía lo tenía al borde del colapso. Tras encontrar un curso gratuito en línea, decidió darle una segunda oportunidad al bordado, esa técnica que en algún momento intentó aprender, pero para la cual no tuvo la paciencia suficiente. Cogió sus materiales y, contando con el tiempo que le garantizaba el encierro, pudo hallar en esta práctica la calma que había perdido al no poder salir. Por último, el encuentro de Jonatan con las agujas, los tambores de madera, los hilos y las telas se dio en el mismo colectivo. Su psicóloga le había sugerido empezar con alguna actividad que disfrutara, lo cual fue el impulso para aprender algo que siempre le había llamado la atención. Fue al primer parche lleno de emoción y, sobre todo, de nervios, los cuales se disiparon al darse cuenta que estaba en un entorno acogedor donde podía sentirse tranquilo.
El grupo surgió porque Michell y Miguel, junto a otro amigo, Camilo Ruiz, siempre hacían planes para ir a bordar y a conversar, pero eran de esos planes que nunca se concretaban. Cuando por fin se reunieron se les ocurrió hacer un parche itinerante en el que prestaran los materiales e invitaran a la gente. En principio, asistieron conocidos y amigos, a compartir y a aprender; hasta que el proyecto empezó a ser reconocido en redes sociales y sus actividades se llenaron de caras nuevas. Actualmente, proponen sus parches y talleres en su cuenta de Instagram @losquebordan, ofreciendo modalidad de préstamo de materiales en los primeros y materiales incluidos en los segundos.
Tras cada puntada hay una resignificación de la masculinidad, que se evidencia al transitar libremente por prácticas que históricamente han sido asociadas a lo femenino, rompiendo con los roles de género que encasillan el arte. Y además de la propuesta por superar dichos moldes, también hay de fondo una posibilidad para descubrir el valor del trabajo artístico manual y comprender el bordado como un ejercicio terapéutico. Por eso, llegar a sus espacios es entregarse a un proceso lleno de concentración, aprendizajes, relajación y buenas conversaciones entre hilos cargados de colores y creatividad.