En el segundo piso de una casona antigua ubicada en la parte alta de la Plaza de Ruiz y Zapata nace una postal llena de color y profundidad. El balcón azul claro, engalanado con el rojo de las flores que lo acompañan, permite ver la niebla blanca que baja de las montañas, y una o varias chivas de colores parqueadas frente a una fachada amarilla y verde pastel conocida desde 1990 como “El Balcón más bonito de Antioquia”.
Estamos contemplando una postal casi perenne desde una casa que lleva en pie desde 1880 y que hoy alberga el Hotel El Tesoro. De los elementos mencionados, el más sujeto a cambios es el color de las flores; los demás han sabido mantenerse en el tiempo. Sin embargo, no todos los íconos del paisaje urbano sonsoneño han tenido la misma suerte. La antigua Catedral de granito, considerada en su momento la más hermosa de Sudamérica, fue destruida en su totalidad por el terremoto del 30 de julio de 1962. Sobre sus ruinas se levantó, en un estilo más moderno y criticado por muchos, la Catedral de Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Sonsón es monumental: tiene 8 museos y es el único municipio antioqueño, junto a Medellín, que cuenta con una Red conformada desde la que se articulan. Todas estas colecciones y espacios de exhibición nos remiten a los oficios que han marcado la historia del municipio, algunos de ellos vinculados entre sí como la fragua, la talabartería y la arriería. Estos nos hablan de una tierra de emprendedores, comerciantes y viajeros. No es fortuito entonces que se le conozca como “la Meca de la antioqueñidad”, pues fue este el lugar de partida de la principal y más documentada colonización antioqueña. En los años del paso del siglo XIX al XX, Sonsón llegó a ser el segundo municipio en importancia en Antioquia.
Es también esta la tierra que acogió al poeta Gregorio Gutiérrez González durante buena parte de su vida y lo inspiró a escribir, en 1866, su obra más célebre, “Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia”. El maíz, por cierto, fue tan tradicional que dio nombre a las fiestas más emblemáticas del municipio, celebradas todos los años en el mes de agosto.
Pero Sonsón no sólo es gigante en su historia y dinámica patrimonial y cultural, sino también en extensión: tiene 8 corregimientos y 107 veredas, y es tan diverso que en un extremo tiene el páramo, en el otro el Magdalena Medio, y en su casco urbano, a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar y 13 grados centígrados de promedio, a Yimalá, un grupo de bullerengue ganador de varios premios a nivel nacional. Por eso, de este rincón mágico al que se suele llamar “lugar donde el tiempo se detuvo”, puede decirse que conserva sus tradiciones y que su historia se respira en cada rincón, pero a la vez abre sus puertas a nuevas propuestas.