Íbamos caminando por los senderos de Serranías, en la vereda La Herrerita para llegar a la garrucha, cuando nos encontramos un letrero que decía: Casa de la Mazamorra. Era una casa con mesas exteriores, bastante bonita, llena de suculentas, perritos y flores. Entonces pensamos que acabando de recorrer unos cuantos kilómetros, nos vendría bien una media mañana de tipo: mazamorra…
Al entrar nos recibieron muy amablemente, nos dieron asiento y nos sirvieron una mazamorra en taza hasta el borde, acompañada con panela rayada. No pasaron ni cinco minutos cuchareando y salió a saludarnos Antonio Ruíz, el dueño, junto a su esposa y dos hijas. Llegó con sus botas de caucho puestas y sus uñas llenas de tierra porque estaba haciendo labores de huerta, pero no quiso dejar pasar el momento de presentarse a través de sus canciones (tal vez, también, como una excusa para entretenerse un poquito). Tomó una guitarra, y empezó:
Bienvenidos a mi pueblo, un rincón de tu patria.
Y si eres extranjero, te sentirás en tu casa.
Hay lugares de diversión, por diferentes veredas:
El charco corazón, el teleférico y las trucheras…
Un pueblo por excelencia agradable y acogedor,
Cuando vuelvan de regreso a su pueblo o ciudad,
Llevan un grato recuerdo y de Jardín no se olvidarán.
Antonio ha vivido en Jardín toda su vida dedicándose al campo y a la venta de leche, y en sus ratos libres, el tiempo que más disfruta, toca guitarra y hace canciones… Con Jardín mantiene un amor que le brota por la voz y por los dedos, ha compuesto alrededor de 30 sencillos sobre su pueblo.
Hace unas décadas él, su mujer e hijas, que siempre han cocinado mazamorra pilada, en fogón de leña, digna de medalla, iniciaron un emprendimiento con la mixtura de sus talentos, la cocina y la guitarra, para seguir unidos en el hogar de su tierra amada y hacer lo que más disfrutan: hacer sentir en casa a sus visitas.