Ana Luisa Molina y el primer Kinder de Jericó

04/29/2024

Autor : Al Compás de Antioquia
Personajes de Antioquia

Ana Luisa tiene 92 años y vive en Jericó. Su casa está pintada de amarillo y verde, tiene cortinas de piso a techo, materas florecidas de curazaos, muchos Cristos en la pared, un patio central y dos pisos. En el primer piso tiene una habitación con pupitres, sillas y objetos que usaba en su Kinder… el primer Kinder de Jericó.

Ana Luisa  ​​se graduó en la primera promoción de Maestras Rurales de la Escuela Normal de Señoritas y empezó a trabajar como maestra en Aguadas, luego se enamoró y pausó su profesión unos años para casarse y tener 10 hijos con Bernardo, a quien amó con toda su alma y corazón. En enero del año 1965, su hija menor murió y un mes después lo hizo su esposo. Ese sería el día en el que todo su destino cambiaría. Ana Luisa tuvo que mudarse con mucha tristeza del campo a Jericó con todos sus hijos pequeños y rematar su casa para pagar sus deudas. En 1969 su situación económica la impulsó a pensar en construir un Kinder en el patio de su casa para los niños de Jericó. Fue a la Alcaldía a pedir permiso y el alcalde se lo concedió, además de donarle tableros, pupitres y tizas. Luego, el sacerdote de ese entonces le dio su bendición y prometió anunciar su Kinder en los avisos parroquiales. También le pidió nombrarlo “Kinder Pablo VI”, que sería el santo que regiría los destinos de la iglesia por esos años.

Sus estudiantes fueron casi como sus hijos, los ayudó a trazar sus primeras letras, a sumar naranjas, flores y limones, a escribir planas de números hasta el 100, les dio nociones de lo que era Dios, la Santísima Virgen, las normas de urbanidad, de higiene y compañerismo, y les dio clases de geometría, dibujo, canto, matemáticas, ciencias naturales, lenguaje e historia sagrada. Ella creó cuaderno de matrículas, reglas de comportamiento, división de horarios, preparador de clases, control de disciplina, libro de estudio, cancionero con rondas para el recreo, ejercicios de gimnasia, y hasta se imaginó cómo iban a ser sus salidas de campo y salidas por el vecindario… Los niños llegaban tímidos y bien peinados desde las 8 a. m. y ella admite que les daba más cariño a quienes se sentían tristes de dejar por unas horas a su mamá. Lo más importante para ella era entrar en la imaginación de los chiquitos para entender sus pensamientos, proponerles unos nuevos y acompañarlos con amor en su paso hacia la escuela.

Estar en su kinder costaba 10 pesos a la semana, algunos padres muy pobres no podían pagarlos y sus hijos entraban gratis, y otros al contrario pagan más de 10 pesos porque les parecía muy poco.

Su Kinder tuvo que cerrarlo por el mal estado de las escaleras en 1978, sin embargo cientos de niños, hoy en día adultos Jericoanos conservan memorias del Kinder que permanecerán por el resto de sus vidas. Ana Luisa escribió un libro llamado El Kinder Pablo VI, recuerdos de una maestra, con varios de sus testimonios, uno es el de Jaime Mejia Ocampo que cuenta que en un paseo de Kinder le dio su primer besito a una niña… Ahora Ana Luisa también es miembro correspondiente del Centro de Historia de Jericó, y fue una de las protagonistas de una película llamada Jericó,  el infinito  vuelo de los días, dirigida por Catalina Mesa.

Conocer esta maestra, es tener de frente el significado de la  ternura, la prudencia, el recato, la paciencia, la tranquilidad, y entrar en su casa, es perderse en un mundo de historias que dirigen en su mayoría las dos hijas que la cuidan, ambas con una personalidad muy opuesta a la de Ana; alborotadas, dicharacheras y bullosas…  Tanto así, que cuando llegamos a su casa, después de haberle puesto traje y labial fucsia a su madre, empezaron a revolotear por todos lados, alzando la voz, sacando libros y fotos, regañando sin motivo a diestra y siniestra y coqueteandole al conductor que nos acompañaba ese día. Ana Luisa con mucha calma nos secreteó, que no les paramos bolas, que era que se ponían nerviosas y un poquito… celosas.

Ana Luisa para Jericó es ejemplo y virtud de dedicación y consagración al arte de enseñar, pero también de aprender que lo más importante como dice ella es tener “talento en la mente y bondad de corazón”.  

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